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Guido Manini Ríos a medio siglo del Golpe. «No a todo tipo de dictadura»

El senador y líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, dejó «bien en claro» este martes su posición y la de su partido ante los 50 años de la disolución del Parlamento que, de la mano de las Fuerzas Armadas, consagró el golpe cívico-militar del 27 de junio de 1973.

Manini utilizó su espacio en Radio Oriental para expresar su condena ante el quiebre institucional producido hace medio siglo, en una exposición en la que realizó algunas precisiones y procuró poner contexto a ese hecho. «Nuestro deseo es que nunca más haya dictadura en nuestro país y que siempre se respeten las instituciones democráticas», aseguró el líder cabildante, que también expresó su anhelo de que, de la misma forma, se respeten permanentemente los pronunciamientos del pueblo cada vez que es llamado a las urnas.

El senador dijo que en este tipo de fechas es necesario mantener una rigurosidad histórica y hablar desde la realidad, y no desde una posición política interesada. En ese sentido sostuvo que el golpe del 27 de junio estuvo lejos representar a un «grupo de uniformados» cerrando el Parlamento en complicidad con algunos civiles. Esos sucesos, apuntó, no fueron más que el corolario de un largo proceso de deterioro de las instituciones, que comenzó mucho antes.

En un contexto de guerra fría entre los Estados Unidos y la Unión Soviética con ambos bandos promoviendo conflictos de baja intensidad en todo el mundo, Manini marcó el primer hito de este proceso el 1 de enero de 1959, con el triunfo de la Revolución Cubana, que generó en los años siguientes reacciones en un país como Uruguay en el que existía una «democracia ejemplar«. El senador aludió así al surgimiento de la guerrilla en una sociedad que «comenzó a asistir sorprendida y con temor» a una ola de secuestros, asesinatos y robos con fines políticos. Todo, marcó, en un clima de creciente odio y en donde «todo se veía en blanco o negro».

Los siguientes mojones Manini los ubicó en 1966 y 1967. Primero con la «Tricontinental» y luego con la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), ambas organizadas desde La Habana con el objetivo de «promover la lucha armada para establecer estados socialistas en todo el continente«. Allí, recordó, hubo una «nutrida» presencia uruguaya integrada entre otros por los partidos Socialista y Comunista que, reparó, hoy forman parte del Frente Amplio.

Se trata, dijo, de un «marco» imposible de ignorar y que darían origen a los «lamentables sucesos» que hoy se recuerdan y que derivarían en el 15 de abril de 1972, con la declaración del «estado de guerra interno» con 107 votos de la Asamblea General, Un día antes ocho tupamaros habían muerto en la reacción de las Fuerzas Armadas ante el asesinato previo, por parte de la guerrilla, de cuatro civiles y militares.

Ya en febrero de 1973, recordó, los mandos del Ejército y de la Fuerza Aérea deciden desconocer una orden del presidente Juan María Bordaberry. «Tal vez ese fue el verdadero golpe de Estado», reflexionó Manini. Un episodio, dijo, en el que la mayoría del sistema político «buscó sacar su beneficio y le dio la espalda al presidente» que, apuntó, recibió el respaldo de menos de cien personas cuando convocó a la ciudadanía a defender las instituciones en la Plaza Independencia.

«Muchos políticos vieron en ese levantamiento una oportunidad para acortar plazos y lograr sus objetivos», afirmó. Manini rechazó la «teoría de los dos demonios» al negar que la mayoría de los políticos de la época no fueron unos «pobres inocentes» víctimas de los «malos de uno y otro bando».

En esos sucesos, señaló, no hubo solo dos actores. Hubo otros, dijo, que no deberían ser excluidos de responsabilidad. Allí habló de una clase política que fue «cayendo paulatinamente en el mayor de los descréditos» lo que provocó a su vez que no existiera casi ninguna reacción popular ante la caída de las instituciones.

En paralelo, agregó, ciertos extranjeros que a nivel global presionaban para que aquí se produjeran enfrentameintos y una fractura irreversible en la sociedad. Manini aludió allí al entonces secretario de Estado de los Estados Unidos, Henry Kissinger. «Son conocidas sus acciones», dijo. «Todavía está vivo y nadie ha pedido su extradición», marcó.

Manini culminó su reflexión sobre el aniversario del golpe de Estado remarcando su determinación de que «nunca más» haya dictadura. Tampoco, dijo, terrorismo.

«Que nunca más ningún grupo de iluminado vuelva a llevarse por delante las instituciones democráticas», pidió. Tampoco que se vuelva a desconocer la expresión del pueblo en las urnas o que haya un nuevo quebrantamiento de la Constitución.

Manini reiteró: «No a todo tipo de dictadura«. Incluidas, dijo, las del «pensamiento único» o a la de los «intereses de los poderosos» que, dijo, imponen su agenda ignorando los genuinos intereses populares.

Fuente: El País

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