”EL VETO DEL PRESIDENTE, IMPLICANCIAS Y CONSECUENCIAS EN UNA FUTURA COALICIÓN”

El artículo 72, introducido en el proyecto de ley de medios a instancia de Cabildo Abierto provocó controversia y debates tanto dentro del partido como en la coalición de gobierno. En el Espacio de los Pueblos Libres, no estábamos de acuerdo con su tenor literal porque lo analizamos a la luz de la Constitución Nacional e imaginamos las posibles consecuencias en su aplicación. Dentro de la coalición, también se mostraron reservas al respecto; sin embargo, el partido condicionó su apoyo a la ley a la inclusión de aquél, lo que fue previamente acordado con el Partido Nacional y los demás ”socios”. El Partido Colorado, que inicialmente había solicitado el veto, después de la negociación optó por el silencio.

Luego de sancionada la ley -la madrugada del jueves pasado- y remitida a Presidencia para su promulgación y publicación, se produjo lo que podría ser previsible: nuestro presidente vetó el artículo en cuestión. Este artículo imponía obligaciones a los medios sobre cómo debían comunicar y qué tipo de contenidos debían difundir, estableciendo criterios como “seriedad,” “imparcialidad” y “equilibrio.” El principal argumento del veto se basó en la incompatibilidad del artículo con la libertad de expresión, un derecho fundamental protegido por la Constitución y diversos instrumentos internacionales.

Cualquier abogado reconocerá que tales obligaciones vulneran la libertad de expresión, ya que imponen restricciones que pueden interpretarse como censura previa, puesto que nuestra Constitución establece que la comunicación de pensamientos es “enteramente libre” y que cualquier restricción a este derecho debe ser cuidadosamente justificada y necesaria para proteger otros intereses legítimos.

Como jurista, luego de leer la motivación del veto presidencial, no me resta más que reconocer que está muy bien fundamentado; pero también no puedo obviar decir que estoy convencido de que, al llegar la ley a Presidencia, dicha motivación ya estaba redactada, pues horas después de su recepción se remitió el veto a la Asamblea General. Esto me lleva a hacer este análisis, que revela el veto, pero principalmente sus consecuencias para una futura y eventual coalición entre socios de gobierno.

Cuando el Partido Nacional ganó la elección pasada, inmediatamente y con buen tino buscó la voluntad de otros partidos -entre ellos Cabildo Abierto- para obtener mayoría en el Parlamento y formar un gobierno de coalición que lo reflejó en la estructura de los ministerios y demás órganos; sin embargo, en estos años, el presidente no ha actuado con la lealtad esperada por sus socios.

En lo que respecta a la “negociación” entre el PN y CA para incluir el artículo 72 y que se votara la ley de medios, la conducta de nuestro presidente no estuvo a la altura porque, en lugar de permitir o tolerar la ”deslealtad de sus legisladores”, para obtener determinada acción de los cabildantes, para posteriormente incumplir con lo acordado previamente, se debió persuadir a Cabildo Abierto para que no presentara el aditivo o, en su defecto, no engañarlo aceptando la inclusión del artículo para obtener la sanción de la ley, sabiendo que posteriormente lo vetaría. Este tipo de acciones erosionan la confianza entre los socios de la coalición y afectan negativamente la percepción pública de la misma.

Lamentablemente, a pesar de los reclamos de CA desde el inicio del actual período de gobierno, la coalición demuestra debilidad al no contar con mecanismos claros de funcionamiento. Sin estos mecanismos, es probable que se sigan generando conflictos innecesarios que dificulten la gobernabilidad y la implementación de políticas públicas. Si no trabajamos en conjunto y mejoramos la coordinación interna, no solo se evidenciará la fragilidad de la coalición, sino que también es posible que en futuras ocasiones no se cumpla con la palabra empeñada.

Para el próximo período, es esencial que los partidos de la coalición colaboren para establecer reglas claras y mecanismos de resolución de conflictos, evitando así que decisiones unilaterales, como el reciente veto, continúen generando tensiones y debilitando la cohesión interna.

Dr. Efraín Maciel Baraibar